Rafael Mies

Protagonismo femenino

Por: Rafael Mies | Publicado: Jueves 13 de marzo de 2014 a las 05:00 hrs.
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Que si nuestro país y el mundo ha cambiado ¡qué duda cabe y cómo!
Niños, jóvenes, adultos e inclusive “adultos mayores” son, en muchos aspectos, distintos a lo que eran hasta hace muy pocos años. No quiero afirmar que son mejores ni peores sino solo distintos. Por cada uno de ellos podría escribirse una tesis. Sus nuevas miradas y formas de plantearse las cosas y en consecuencia de desenvolverse en el mundo de hoy son, en muchos sentidos, radicalmente distintos que hace unos pocos lustros. Sin embargo, y a raíz de nuestra nueva presidenta, quisiera detenerme en la gran transformación que las mujeres vienen experimentando en el último tiempo.

Es claro que no puede ser casualidad que los dos más altos cargos públicos, presidencia de la República y presidencia del Senado, estén en manos de mujeres. Me costaría aceptar la tesis de que se trata de una suerte de “alineación de astros” fruto del azar y las probabilidades. Más bien tiendo a pensar que, por una parte, es la sociedad como un todo la que ha ido reconociendo una serie de características femeninas como atractivas para liderar en ámbitos privados y públicos y, por otra, son las propias mujeres que con su buen desempeño han ido validando su liderazgo.

En muchos aspectos fue la primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, la que hizo posible entender que determinación, firmeza y carácter no eran cualidades masculinas, sino cualidades del liderazgo que no dependen del género sino del talante individual del que ejerce autoridad.

A partir de su ejemplo, muchas mujeres han decidido participar más activamente en la vida social, tendencia que sólo puede ir en aumento para los próximos años.

Un solo dato determinante: en Chile hoy hay más mujeres que hombres estudiando en las universidades. Sólo este hecho producirá un cambio importante en la demografía de la fuerza laboral. Se empieza a ver hombres asumiendo más responsabilidades domésticas y mujeres en mejores puestos o ganando más que sus parejas masculinas.

Si hasta hace poco se pensaba que maternidad y trabajo eran temas poco compatibles, hoy son muchas mujeres que, a través de su productividad y eficiencia, logran conciliar trabajo con familia e intereses personales.

Por tanto, lo que estamos viendo no es una sorpresa. Cada vez hay más mujeres en la alta dirección, destacando por sus capacidades y reduciendo los prejuicios sobre su efectividad en ámbitos considerados tradicionalmente masculinos.

No quiero pecar de ingenuidad; aún está fuertemente instalado que cuando una mujer ocupa un puesto de liderazgo se trata de una excepción. Esto es un prejuicio y un sesgo que el tiempo irá eliminando. Creo que la tendencia de mujeres asumiendo cargos importantes sólo irá en aumento y que esto sin duda es una buena noticia. Por ello, también las empresas deben prepararse innovando en sus políticas, principalmente en temas de renta y conciliación de trabajo y familia. Estos son hoy los principales obstáculos para que más mujeres contribuyan al desarrollo público y privado.

Es cierto que aún queda mucho por avanzar en múltiples materias. Pero, sin duda, estamos frente a un protagonismo inédito de la mujer el cuál sólo podemos felicitar y alentar.

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